miércoles, 14 de marzo de 2012

Dome

Finalmente, después de años de desearlo, me anoté en un taller de escritura. Como nota aparte, también me anoté en tantas cosas que no se si voy a poder hacerlas a todas. Espero no descartar esta.

2da tarea, con correcciones. Vamos a ver si es un poquito más interesante si no escribo la consigna.


Bóveda

Ulga mira por una ventana hexagonal el gastado paisaje. Azul arriba, Azul al frente. Solo un suspiro de libertad, pero ese pensamiento es incomprensible para la gente de hoy. Da vuelta la banda roja, blanca y negra que hay en su brazo izquierdo, y sus pies encerrados comienzan a golpear pendularmente el metal del suelo. Conejos blancos como burbujas corren entre sus piernas y ella agarra a uno, le separa las patas y blande su instrumento para continuar con la tarea asignada. Control de plagas, escrito en caracteres rectos y fluorescentes sobre la banda negra que cubre su brazo derecho. Si bien es un deber cívico, este es el deber cívico que más adora. Cada vez que escucha el “Zip” de las tijeras siente como si sus pies se regeneraran lentamente, una célula nueva por cada zumbido del metal. Aunque trate a todos los conejos de la ciudad, sus pies nunca van a volver a su estado original. Ni siquiera se atreve a una operación estética, aterrada de las formas que se ocultan tras las gruesas medias de nylon y las botas de soldado.
Escucha un chasquido breve, proveniente de la radio. Inmediatamente, se voltea hacia arriba para ver a Mychelle, su capitana, con dos conejos en la mano y su rulo flequillo tintineando dentro de la escafandra. Mychelle le recordaba a su tía, tanto por la alocada melena enrulada, ahora escondida en el reflejo del casco, como por el amarillo patito con el que su traje estaba embadurnado. Su tía favorita, con la que pasaba días enteros jugando, solo jugando, a estar sobre la superficie del hielo. Partidaria de la esvástica, pensaba que con ellos se estaba mejor. Ulga no recuerda esa época con claridad, porque era muy chica, pero las costuras sobre su piel le hacen pensar que su tía estaba en lo correcto. El amarillo patito fue fatal para ella. Atacada por sorpresa por un partidario del Bagre felpudo, la agrupación rival. Tan rápido, su cara fue teñida del color del enemigo y solo tras unos segundos de estupor comprendió que jamás podría borrarlo de su piel. Quedó con estrés postraumático hasta el día de su muerte.
La radio insiste, alejando a Ulga de sus recuerdos. Mychelle y su rulo flequillo le avisan que es hora de la higienización. Se aleja de la creciente multitud de conejos con grandes pasos, saliendo por el acceso oeste de la plaza abovedada. Pasa por la cámara de presurización, engancha su traje a la cadena transportadora y se deja llevar bajo el cercano cielo celeste hasta el módulo de higienización. Entra a su cubículo y procede a quitarse el traje. Escafandra, tubos de respiración, instrumentos, neopreno. Solo las botas adornan su cuerpo. Toca su pubis, mientras recuerda el lento vaivén del rulo, abovedado entre los algodones rabiosos. Choca fieramente con el alambre, y se resigna a su último placer privado. Impaciente, enciende la pequeña ducha rectangular, entra al cubículo. Con las manos en el suelo, eleva las botas hasta engancharlas con la fuente del agua. Queda unos segundos así, suspendida, con la gravedad empujando sus masas de forma irregular. Cierra los ojos, permite escapar un suspiro lento y sostenido, como una pérdida en el tubo de oxigeno, y deja que el cremoso calor suba por su espalda.

sábado, 3 de marzo de 2012

Chatter

Exigiendo intimación
deviene la suposición
de extrema inconformidad
subyacente calamidad
redactada a letra ocho
tipografiada sin el pecho
inclusión ad hoc del hecho

bajo el proceso unánime
sin la autorización en trámite
rinde cuentas del prado
mar de hojas cruzado a nado
certifico experiencias acordadas
con mayor recaudo fueron dadas
locuaces sellos como dagas

sobre sentidos adjuntados
con mala fe serán ocultados
baraja el debate artículos gastados
señores y mujeres de pliegues ajustados
a los circuitos del lobby bicéfalo,
ejecutivo, legislativo y judicial
addendum, para terminar
sin saludo, estimados

libertad regalada
estepa auscultada
guantes reverendos
giran palabras al viento
se esconden en las hojas
de un libro sin poesía
la ultima verdad de tu universo.