sábado, 13 de mayo de 2017

Circle

En la cima de la montaña más alta, hay un templo. Una torre de cinco pisos corona el templo. Sobre el último piso de la torre, hay una serie de plataformas, una sobre la otra, con un pequeño resquicio para sentarse y otro para apoyar un pergamino. En esas plataformas, sobre esa torre, sobre ese templo, sobre esa montaña, se juntan los sabios. Escriben sentados en sus resquicios, dibujando letras con tinta sobre sus papeles. Escriben incansablemente historias, buscando delimitar la verdad. Se acercan de a poco, con cada nueva hoja, cada nueva frase, cada nueva palabra, van bordeando la certeza, acorralando la realidad que hay más allá de sus ojos, del velo de sus sentidos. Dicen los habitantes de la montaña, repiten las paredes del templo, reiteran los grabados de la torre, que cuando una historia llegue a la verdad, bajará una mano divina de entre los cielos y tomará con sus dedos la cabeza calva del sabio, aunque esto lo interrumpa mientras está terminando una hoja, una frase, una palabra, y lo elevará a la corte divina, sumando su escrito al interminable relato de la realidad que existe perenne, más allá del vaho de los sentidos. Durante la elevación, el resto de los sabios podrá escuchar la voz del supremo, proclamando con dureza y ternura, el relato del iluminado, sin olvidar ni una hoja, ni una frase, ni una