sábado, 25 de diciembre de 2010

Glass Tablet

Secretamente, te miro
bajo luces confusas
tengo miedo del sol
de la ardiente verdad que todo lo ilumina
rayos blancos que matan mis emanaciones
sopor de una calida noche de primavera

aquellos vapores
que se desprenden de mi ácida piel
se cristalizan al ser mirados
por el transparente sol
caen al suelo
y estallan en pedazos

camino a la luz
y mis pies sangran al pisar los restos
de antiguos y presentes deseos
un camino que, necesariamente
debemos caminar
o eso, al menos, es lo que dicen
los que creen saber
siempre creer resulta ser
mucho más importante

qué se esconderá en los pliegues
de ese cofre, transparente de vidrio
vidrio formado por la placida arena
de una playa solitaria
arrastrada por la marea
frenética y erosionadora marea
que transformó, filtró
viejas e imponentes rocas conceptuales
en la fina esencia que te convierte
en un ser prístino y maravilloso

quién soy yo para siquiera
atreverme a ensuciar, mancillar
tan pulcra superficie de creación?
antes de desear, debiera
lavar mis manos y mi cuerpo
en la calida luz del mediodía
luz bella y ardiente
que quema toda culpa y dolor
destruyendo todo
con un poco de suerte
no quede nada de mí para lastimarte

martes, 26 de octubre de 2010

Moans

Ya se que hace rato no escribo. Debiera escribir una excusa acá, pero tengo demasiado sueño como para mentir, y estoy demasiado despierto como para ser sincero. Quedará para una próxima vez.


Cries

solo tu voz
resuena en el valle
la que en mi oido talle
su sonido atroz

vibracion macabra
de estela dudosa
momentos de prosa
terrores labra

sopor de heridas ancianas
enjugandose en la miseria
de la sangre de la arteria
que alimenta ideas malsanas

sentido queriendo ser olvidado
mi mente se retuerce con la tortura
de tu súplica enferma pero pura
transmitiendo un dolor satinado

el sereno viento
que te sirve de mensajero
se transforma en un monstruo certero
cuando carga tu sonido tan lento

solitaria voz, quién te acallará?
quién tus miedos librará?
quién tus quejidos sordos logrará
despejar del cielo? quién sabrá
lo que tus negros ojos lloran.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Covetous

The power of the symbols. How amazing.

sábado, 24 de julio de 2010

Smoke

Ella no fumaba. Odiaba el humo del cigarrillo, su olor, pero por sobre todo odiaba que el fálico símbolo, un pene con la cabeza encendida, le recordaba tanto a su padre. Su padre, mientras estuvo vivo, fumaba constantemente. Sus dedos, en especial el índice y el mayor, eran ásperos y amarillentos, como dos dagas de bronce. Su boca se abría para revelar una lengua fétida y aguda, cubierta por unos dientes perlados de oro. Un hedor a nicotina invadía el cuarto en el que se encontrara, y lo seguía a todas partes. Su madre trató, pero no logró conseguir que dejara ese malsano vicio. Además de recordarle que el humo perjudicaría a sus hijas, lo amenazaba con el inminente cáncer que afectaría sus pulmones. La amenaza no llegó a cumplirse. Su padre murió en un triste accidente, al resbalarse del techo de la casa, intentando arreglar la antena de la televisión.

Conoció a un chico. Sus largos dedos enfermos no se parecían a los de su padre. No supo que fumaba hasta varias semanas después de su primer beso. En su cuarto, después del sexo, abrió un cajón de su mesita de luz y sacó un paquete de cigarrillos. Puso uno en su boca y lo encendió, al tiempo que le ofreció uno a ella. "No, no fumo. Y me molesta mucho el humo.", le respondió. Él guardó el paquete, sonrió sarcásticamente y se acercó a su boca. Le preguntó si alguna vez lo había probado. "No. Pero no evita que no me guste." fue su respuesta. Luego le dictó una larga lista de perjuicios que el cigarrillo provocaba en la salud, aprendida durante su infancia con las incontables repeticiones de su madre. Él continuó con su horrible sonrisa, dio una pitada al cigarrillo y, con el espeso humo aún en su boca, la besó. Fue un beso que ella jamás había recibido. El líquido humeante llenó su boca, su garganta y sus pulmones, bajando lentamente por su esófago. Sentía la lengua amarga recorrer la suya, impregnando su sabor en la punta de sus dientes, en cada papila gustativa. Su laringe se contrajo, irritada por el pesado pasar de aquel aire viciado. Sentía que se ahogaba, pero la lengua de él penetró tan dentro de ella que evitó que pudiera toser para liberarse de aquella opresión. Se dejó morir bajo aquel aceitoso placer que manaba de sus labios.

Durante aquella pequeña muerte, ella soñó con ojos. Ojos que la miraban, semiocultos bajo negros párpados. Una humeante boca grisácea besaba sus partes íntimas. Ojos cerrándose. Dagas de bronce cortando terciopelo. Su mano empujando la espalda de su padre desde el techo de la casa. Sangre manchando sabanas. El humo gris y negro de la cremación tapando a su madre, mientras esta tosía. Un cadáver marrón envuelto en sabanas blancas, cuya cabeza comienzan a encender en una hoguera. El espeso humo volviendo rojos a los ojos.

Ella despertó, con un suspiro profundo y ruidoso como el de un bebé recién nacido. Exhaló despacio, sintiendo el humo escapar de su garganta y expandirse en el aire frente a su cara. Lo miró unos segundos en silencio. "No vuelvas a hacer eso". Lo besó en los labios, tomó su cigarrillo y lo apagó sobre la pálida piel de sus piernas.

sábado, 3 de julio de 2010

Death/Guilt

I
matar, eso es lo que buscas
que yo te mate
que vos me mates
acabar con todo pensamiento
ser tu sombra sobre mis agudas sábanas
que extrañes nuestros besos
sus dedos, que antaño surcaban mi piel
yacen muertos sobre la daga
cuya punta sangrante laceró tu corazón
mi corazón
y el de todos los seres que crearíamos
de haber vivido el amor
olvida tus ojos en tu bolsillo
no necesitas ver el camino
hacia donde nos dirigimos

II
Tu amor jamás me importó
solo tu aroma me atraía
sabor de fresas añejas
curadas bajo el sol de la tarde
un aroma que jamás imagine
cada sutil movimiento lo transformaba
del pulcro velo a sucio mar
de cálido viento a espina frutal
ámbar de cristal donde tu alma encierra
los secretos perdidos de tu pasado
quiero ser ese cristal
contenerlo, contenerte
y romperme en pedazos
para dejarte en libertad

III
estatua de sal
que hacia atrás has mirado
nadie te ha culpado
de todo este mal

solo piden que tu sombra
no atormente al necesitado
que jamás ha obrado
con total libertad

los retoños de mañana
murieron bajo tus pies
estatua que en un mes
el suelo de sangre bañas

aflojas las correas
sueltas sus engranajes
el golem tropieza
y en el suelo se detiene

sábado, 29 de mayo de 2010

From the depths, the scream

Extremo

llegas a tu extremo
ataque mortal a tus defensas
terrible agonia de tus esperanzas
las marcas en la garganta
de tu voluntad nos muestran
que el destino tiene manos grandes
y poderosas

te mueves habil
desplazas tus fichas
los ejercitos de tu conciencia
avanzan a doble marcha
prestos a dejar su vida
en una batalla perdida
contra su peor rival

crees que estallas
como llamas en una botella
energia contenida de tu pesar
ardes de deseos de continuar
mientras que tu realidad
impavida y fria
no te deja avanzar

tu luz se apaga
lenta, dolorosamente
los ecos callan
las miradas se cierran
las brozas de la quietud
crecen en la penumbra
de la derrota

desde el fondo
del hoyo sin fondo
sube trepando
un grito desgarrador
resquebrajando tus membranas
de desgano, tristeza y desamor
es mi grito, camarada
¡cuando llegas al extremo
el unico camino restante
es romperlo!

sábado, 8 de mayo de 2010

Lust

Me pregunto si debería agregar la etiqueta NSFW (no solo a este, varios de mis cuentos la merecerían).


Lust

Él estaba en la casa de una pareja amiga. Habían pasado una larga noche de debates, y dado que la casa de él estaba muy lejos, lo invitaron a quedarse a dormir esa noche. Le prepararon una improvisada cama en el living con un colchon, un par de frazadas y un bello y abrigado cubrecama rojo de plumas que ellos tenian guardado en un viejo armario. Después de unos golpes, quedó perfecto para pasar una fría noche. Una vez que se despidieron, ellos cerraron la puerta de su habitación, mientras el se acostó, se tapó hasta el cuello y cerró los ojos. Despejó su mente de pensamientos, solo el repetitivo tic-tac del reloj ocupaba su cabeza. 'Realmente, los relojes no hacen "tic-tac".', pensó, 'Siempre repiten el mismo sonido. Es nuestro cerebro el que nos engaña, haciendonos percibir cada movimiento del segundero con 2 sonidos diferentes, intercalados'. Un leve gemido lo alejo de estos pensamientos. En un principio lo ignoró, dado que apenas pudo escucharlo, tapado por el sonido del reloj. A los pocos segundo, el gemido se repitió, más fuerte y distinguido. Provenía del cuarto de sus anfitriones. Era claramente un gemido de ella. Un gemido de placer. Él siempre tuvo problemas con el sexo, en particular con la masturbación. Lo hacía compulsivamente. Todos los días, casi en cualquier lugar. El día anterior a su visita había decidido, como tantas otras veces, abandonar aquel mal hábito. El gemido volvió a oirse, esta vez tapando el golpeteo del reloj. Sus manos bajaron por su cintura, y se detuvieron en el borde del pantalón. 'No puedo hacerlo. Tengo que controlarme.', pensó. Giró en la cama, tratando de distraerse. se concentró en el toc-toc que llenaba la habitación. Otro gemido, aun más gozoso e intenso, ocupó el aire. Comenzó a contar frenéticamente los segundos. Los eróticos quejidos se sucedían, en irregulares intervalos de 3, 5 o 9 segundos. Uno, dos, gemido, tres, cuatro. El desesperado chillido de la cama comenzó a acompañar el toc-toc. 'No entiendo por qué hacen esto. ¿Es a propósito? ¿Me están invitando acaso?'. Volvió a girarse en la cama. Una potente erección lo incitaba a actuar. Se destapó hasta la cintura, con la decisión de espiar aquel acto que, por los ruidos que provocaba, debía de ser glorioso. La plenitud del amor. Pero sus ansias se enfríaron por un súbito descenso del volumen de los gemidos. Se vio de pronto enfrentado a su situación, con medio cuerpo ergido, la mano izquierda dentro del pantalón e irrespetuosos deseos de violar la sagrada intimidad de dos personas a las que quería mucho. Volvió a acostarse en el colchón. Ya veía imposible la tarea de dormirse, asi que comenzó de nuevo a contar los toc-toc. uno, dos, tres, gemido, cuatro, cinco, seis, gemido, siete, gemido. Su imaginación empezó a desbocarse. Pudo ver aquellos senos exuberantes rebotar ritmicamente sobre un torso desnudo. Sigió el camino del aire, saliendo de los pulmones, rozando deliciosamente aquella caliente gargánta que producia exquisitos, sublimes sonidos, para finalmente salir por una sensual boca, de rojos labios curvos expresando un placer sobrenatural. Su mano izquierda ya se había salido de control, y sujetaba con fuerza su rígida masculinidad. Vio la elegante curva de su espalda, con su palida piel sobre la cual una certera mano se deslizaba con sutileza. Esa mano bajaba por la espalda, estimulando cada pequeño nervio dactilar con el contacto de esa satinada piel, hasta terminar en un musculoso y bien formado trasero, que se movía de arriba para abajo, una y otra vez. Él estaba extasiado. Las imágenes se sucedian las unas a las otras, estimuladas por los incesantes gemidos de placer. El toc-toc quedó muy lejos. El ruidoso roce con las sabanas, los rítmicos quejidos de la cama, los exquisitos gemidos, todos se sucedían con mayor velocidad. Totalmente poseído, llegó al climax y descargó su semilla con fuerza. En ese preciso momento, el cubrecama rojo comenzó a moverse por su cuenta. Miles de pequeñas puas surgieron de su superficie y atraparon al muchacho, clavandose en su piel con firmeza. Él intentó gritar, pero el borde del cubrecama se abrió y cientos de plumas polvorientas volaron hacia su boca, impidiendole soltar algo más que un debil gemido. El rojo pedazo de tela viviente lo devoró, sin dejar ni el menor rastro de él.

Esteban se levantó, cruzó por encima de su novia, se colocó con cuidado las pantuflas y abrió la puerta de su cuarto para ir al baño. Esa noche, como tantas otras en los últimos meses, no había podido convencer a su pareja para tener sexo. Se dirigía al baño para poder masturbarse con un poco de privacidad. Cruzó el living hacia su biblioteca, donde tenía escondidas algunas revistas eróticas. Agarró una al azar y se dirigió al baño, esquivando el colchón que había en el suelo. No se percató de que su amigo ya no se encontraba bajo el cubrecama rojo.

domingo, 2 de mayo de 2010

Crime and Punishment

Crimen y Castigo

Era nuestra despedida. Cinco largos años en la secundaria llegaban a su fin. Para festejar nuestra graduación, hicimos una fiesta en la casa de ella, aprovechando que sus padres nos la prestaban. Intencionadamente, tome poco para poder pasar la noche consciente, reteniendo todas esas imágenes en mi retina. Las sensaciones que me producían todos ellos, la agradable atmósfera que generábamos juntos, todas cosas que seguramente se perderían en el vacío ruidoso de la rutina que nos esperaba. También intencionadamente, elegí ser el último en retirarse, para estirar mi despedida de ella. Solos, en un rincón del desordenado salón, nos miramos en silencio. Sus ojos, siempre cautivantes, estaban enrojecidos por el alcohol y la tristeza. La abracé con fuerza, mi mano acariciando su rubio cabello. Gimió mientras me abrazó, hasta quedarse profundamente dormida. Dejé suavemente su cuerpo sobre la alfombra, contemplando su pequeño cuerpo, inconsciente, enfundado en su corto vestido turquesa. Miré su roja boca, exquisita de deseo, sintiendo que el alcohol también empezaba a afectarme. Acaricié su rostro, fino y moreno, mientras algún pensamiento lujurioso recorría mi cabeza. 'No hay nadie', me repetía el pequeño duendecillo. Pasé mi mano por su cintura, exagerando la demora hasta llegar a sus senos. Sentí cada arruga de su tela recorrer mis dedos, la fibrosidad del vestido, los nudos de sus costuras, la dureza de sus costillas bajo su piel. Un pequeño click me despertó del ensueño. Un hombre, de unos 30 años, estaba apuntándome con un arma. Un tenso sudor frió empapo de inmediato mi frente. "Soltala", me ordenó el hombre. Alejándome lentamente, pensé en atacar al asaltante. Su dura mirada detuvo mis pensamientos. Su áspera voz sonó de nuevo. "No voy a permitir que violes a mi madre, y me obligues a vivir una vida de mierda". Un certero disparo hizo efectiva su sentencia al atravesar mi cabeza. 'Castigado antes de cometer el pecado', fue el último pensamiento que tuve.

viernes, 5 de febrero de 2010

Delusion

Si, es verdad, no ando con mucho enfasís para escribir prosa últimamente...


Delusion

Una sensación
es la que aleja
tu mente añeja
de la decepción
de ser tan solo
una dúctil herramienta
que al sistema cimienta
como el brazo al codo

confías en ella
que te exime de penas
de las malas, de la buenas
horribles y bellas
enzimas que digieren
los débiles hilos
que te acercan al filo
del abismo que mecen

amor, tontamente lo llamas
valor, otros lo nombran
temor, algunos lo deshonran
estupidez, de eso hablas
pretender que una ilusión
humana, como todo en tu cabeza
te haga olvidar la certeza
que es la inmensa profusión
de tristes fortalezas
descendiendo como sismo
levantadas con munición
de tu amistoso capitalismo.

sábado, 2 de enero de 2010

The truth lies there

Nuevo año. Nuevos horrores.


There lies the truth

Tus manos calidas acarician mi rostro
tus besos húmedos irrigan mi deseo
el tacto de tu cuerpo da vida a mi esperanza
el aroma de tu sexo estimula mi jadeo
las dulces palabras que te muestro
son saetas de un tirador certero
ofrendas a una diosa a la que rindo alabanza
regalos como símbolo austero
de mi decadencia
siempre lo mejor que poseo
te entrego toda mi decencia
hasta el punto del mareo
ignoro la ausencia
de la muestra en la que más creo
más que tu imposible pasión
más que tu ardiente celo
aquel que no tiene mención
es el que más alto me eleva
el que no mostraste en ningún ocasión
el frío en tus ojos lo revela.