sábado, 11 de febrero de 2017

Bubble

Azul oscuro
lo que aprieta en la cabeza
no se distingue
la luz de la superficie
en medio del océano

empuja el pecho hacia adentro
como si fuera inexistente
como si las costillas
fueran gelatina
sin sabor

la sal inunda los ojos
sin perder su dulzor
bebible, comestible
en el desierto donde
nada de peces
de pescados
nada de nada

los brazos se mueven
menos por la conciencia
que por las corrientes marinas
que simulan ser
los deseos que fluyen
bajo los párpados

y allí a lo lejos
parece aparecer
brillante de reflejos
una burbuja, redonda
llena de vida
con la refrescante sequedad
del aire

uno se acerca, desesperado
arrastrándose entre mareas
en la inmensidad monocromática
que aplasta los tímpanos
que marca la garganta
con dedos gigantes

resplandece la burbuja
entre las manos
no para someterse a nuestro aliento
no para dejarnos respirar
un segundo

ella solo estalla
se desvanece en partículas
invisibles, inperceptibles
inútiles
y el peso imposible en la espalda
se vuelve más pesado
se cierran los ojos
sin dejar de inflamarse
del azul oscuro.

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