domingo, 2 de septiembre de 2007

Hello world

Hola a aquel agraciado lector que vea estas primeras palabras. Bienvenido a mi Notebook, un pequeño intento de sumarme a la moda y hacerme un blog propio.

Si bien ya he hecho otros fotologs, eran con amigos y ya teniamos una tematica. Ya que este trata sobre mi, no se para que lado va a disparar... disculpas por adelantado de la falta de tematica del blog, ya que seguro oscile sin sentido entre textos mios, criticas de peliculas, comentarios de juegos y mensajes semi-personales...

Para inagurar... un cuento corto (de hecho, mi primer cuento corto) que hice especialmente para postearlo aqui. Supuestamente, iba a tener ilustraciones y todo, pero bueh...


"El Diablo También Lee Clarin (*1)"


Yo trabajaba de repartidor de diarios. Si bien era un trabajo realmente simple y bien pago, tenia sus contrapartidas. Debía levantarme los fines de semana a las 5:30 de la mañana, lo cual era bastante molesto, ya que como cualquier adolecente, salia a bailar. Y como cualquier adolecente que sale a bailar, tomaba. Ese día en particular había tomado algo de más, así que mientras iba de edificio en edificio colocando diarios debajo de puertas, tenía que disimular mi irregular caminar y el mareo no ayudaba. Eran las 6:10, y todavia faltaba mucho para terminar, asi que me detuve un momento, sacudí mi cabeza y continué mi camino. Hasta llegar a ese edificio ubicado en una esquina de Caseros. Un edificio que, aunque dejaba notar su edad por su estilo anticuado, estaba en muy buen estado. No sin dificultad encontré la llave correspondiente, entré y llamé al ascensor, ubicado en un pasillo frente a la puerta de entrada. Toqué el botón para ir al sexto piso y mientras la maquinaria me elevava, cerré los ojos e incliné mi cabeza hacia arriba. El sueño me ganó por unos segundos, pero (¿por suerte?) el súbito frenar del ascensor me despertó. Quería terminar lo antes posible con el reparto, así que abrí la puerta y me dirigí hacia la derecha, a entregar el clarin que me correspondía en ese edificio, al departamento 6. No se por qué razón, pero vinieron a mi mente las historias que había oído acerca de ese departamento, como que nunca habian visto quién era la persona que allí vivía. Nadie sabía con certeza si era hombre o mujer, joven o viejo, aunque debiera de ser esto último, ya que era cliente del puesto de diarios donde trabajaba desde hacía más de 14 años. Lo único que sabiamos era que pedía el diario Clarin todos los días, y dejaba la paga semanalmente en un sobre cerrado, el cual estaba fielmente todos los domingos debajo de la puerta. También, extrañamente recordé, era bizarro el hecho de que no vivia nadie más en ese piso. Desechando todos esos incipientes datos, tomé un Clarín y me acerqué a la puerta del departamento misterioso. Lo que vi me quitó completamente el sueño. La puerta del sexto 6 estaba apenas abierta, y un hilo de luz se dejaba ver desde dentro. Tragué saliva. No entedía por qué me encontraba tan emocionado de ver a aquella puerta destrabada, esperando a ser traspasada para revelar todos los secretos que se encontraban detras de ella, pero aún así no pude contener mi curiosidad. Con mucha cautela, me asomé a la puerta y la abrí un poco para observar aquel oculto escenario. Ya tenía mi excusa preparada. Con inusitada velocidad para mi estado, logré hilvanar una respuesta por si me encontraban "in fragantti": ya que vi luz dentro, pensé que el señor/a estaba despierto y venía a dejarle el diario. Infalible. Mientras esas palabras recorrían mi mente, abrí aquella puerta de los secretos, pero lo que había detras me dejó mucho más intrigado. Cruzando la entrada, se hallaba una sala de estar que uno esperaría encontrar en cualquier casa. La mesa grande y redonda de las comidas, el suelo de parqué, la estantería con adornos, fotos y souvenires de viajes pasados, la mesa ratona con ceniceros. Todo iluminado sombríamente con velas. Recordé rápidamente, había subido por el ascensor, no podía tratarse de que había un corte de luz. Avanzé unos pasos en ese cuarto desconocido, buscando ávidamente a su desconocido habitante, para revelar el gran misterio que se cernía sobre ese departamento (nunca logré entender que hechizo nubló mi mente en esos momentos, que agigantaba la situación y consumía mi espiritu con una duda terrible). A la izquierda de la sala de estar, la cual no tenía focos de luz ni ventanas, se encontraba un pasillo largo y oscuro, en cuyo final se veía la luz titilante de una vela, que revelaba la entrada un cuarto cercano. Me adentré en la oscuridad sin temor, poseído por una absurda determinación a ver a esa persona que tanta intriga me daba. Recién después de unos segundos que se me hacían interminables, llegué al final del pasillo. Cuando me disponía a entrar a ese cuarto aledaño, noté un olor extraño en el aire. La adrenalina comenzó a correr por mis venas. Era olor a sangre. Haciendo caso omiso a ese aroma, entré en ese cuarto tenuemente iluminado por las velas. A los pocos pasos noté la humedad en el suelo, que formaba una surreal capa reflejante bajo mis pies. No queria saber si aquel líquido era verdaderamente lo que parecía, o solo era el rojizo reflejo de las velas. Tardé unos segundos en que mis ojos se acostumbraran a la penumbra reinante, casi paralizado del miedo. Pronto, noté una forma moviendose a unos metros delante mio, profundo en aquel cuarto pesadillezco. Era un humanoide, deforme, musculoso y gigante. Se encontraba de espaldas a mi, y aun estando agazapado como estaba, media más de 2 metros. Aquella forma grotesca se retorcía extrañamente, como trabajando en algo. Por alguna desconocida razón, estiré mi cabeza hacia un costado, para observar lo que estaba haciendo. Delante del aquel ser abominable, había una camilla parecida a la de los hospitales, cubierta de sangre, la cual se derramaba al suelo y sobre esta se hallaban partes humanas descuartizadas. Los restos de un brazo, un torso y una cabeza totalmente destruída, con la piel desgarrada mostrando partes de un cráneo mutilado. El terror se apoderó de mi, paralizandome por completo. El diario que llevaba en mi mano derecha resbaló de mis dedos, sin que pudiera hacer nada para detenerlo. Pero, repentinamente, un elástico brazo rematado en una mano con garras se extendió desde aquel grotesco ente y tomó el Clarin antes de que tocara el suelo. Ya sabía que yo estaba allí. Retrajo su brazo hasta el, y colocó el diario en una mesita cercana, de cuya existencia no me había percatado. Y lo que me dijo después es la razón por la que ese departamento se grabó a fuego en mi mente. Me dijo: "Muchas gracias. Nos vemos pronto".
*1: por si no son de Argentina, Clarin es un periodico de salida diaria muy popular.

4 comentarios:

Mademoiselle Canarius dijo...

Haha! para inaugurar tu blog de ese modo, hay que tener coraje sinceramente. Ni una foto,ni un color,naada!
Para un paaaaaca!
Media pila,dejese de joder y ponga algo un poquitin màs alegre...
Y no me torture con los trabajos inconclusos *¬¬

En fin,

Au revoir¨!

Morton dijo...

Hey! Bienvenido al mundo del blogueo.
Impactante relato... El Diablo, firme junto al pueblo! :P

Anónimo dijo...

Ehh que buen final! espero que si lo actualice periódicamente y no lo dejé abandonado; un blog es como un hijo, si lo vas a dejar mejor díselo.

Saludos
PD. ¿Que hizo el personaje que se iban a ver pronto?

Anónimo dijo...

FABRROOO

muy bueno el cuento muy bueno el final y mas te vale que te escribas otro eh!! jaja


nos vemos

cha

yo
jose