sábado, 24 de mayo de 2008

F

Guardé mi flor. Estaba esperando a la persona indicada para regalársela. Es solo una pequeña, linda, simple, pero mía.

Me detuve junto al camino al ver ese muchacho. Joven, idealista, su norte miraba a donde la brújula decía sur. Lo despedí al rato, no me gustan los desorientados.

Otro chico se me cruzó, más adelante. Solo en su soledad, inventó una fiesta para recibirme, y una cama para que descansemos. Se maravillo con mi flor. Nunca había visto una. Huí rápidamente, abandonando sus ruinas.

Un muchacho más... lindo, desgarbado. Fue el único que me miró a los ojos. Sacó mi flor de entre mis cabellos y juntos la sostuvimos entre nuestras manos. No me molestó. Luego subió sus dedos y aplastó la flor, atravesó su cáliz, arrancó uno a uno los pétalos, penetró el estigma con sus uñas y la dejó caer al suelo.

Espinas llevan mis cabellos.

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