miércoles, 19 de marzo de 2008

No Place like Home

El viajero de las cien mil leguas finalmente volvió. Se sentó debajo del roble con el que compartió sus imaginarias aventuras, que lo empujaron de grande a recorrer el mundo. Se recostó, como solía hacerlo de niño, y volvió a verlo. Aquel halo de luz que bajaba mágicamente por entre las hojas, mostrándole una ínfima parte del infinito. Viajó durante años tratando de entenderlo, pero aun después de haber recorrido cada rincón, hablado con cada persona, vivido las mil y un experiencias, seguía sorprendiéndolo e intrigándolo como la primera vez. Como aquella hermosa primera vez.

No hay comentarios.: