viernes, 21 de agosto de 2009

Forest

"Hoy me aventuré en el bosque. Sola, ya que nadie me acompañaba. Montones de hojas ocultaban de a intervalos al suave sol que iluminaba el día. Caminando por el claroscuro, me alejé bastante de la estación del autobús. Cada tanto pensaba que no quería volver. Que sería hermoso vivir en este solitario bosque, donde no hay nadie en kilómetros, donde nadie puede decirme nada. Donde puedo llorar y llorar sin que nadie me moleste.
Llegué a una ruta, que atravesaba el bosque. Unas nubes grises ocultaron el sol mientras me acercaba para mirar. Había un cadáver tirado en la ruta. Su hedor me recordaba a la carne cuando se hecha a perder. Marcas de llantas cubrían su pecho y tenía la cabeza aplastada. Seguro un auto lo había pisado. Algunas moscas revoloteaban sobre el cadáver. Me acerqué a mirar. Sus horribles ojos muertos estaban fijos en mí. Un cuchillo tirado cerca de su mano. Varios agujeros en su vientre. Miré el gris color de la piel de su cara. Los gusanos que oscilaban en los orificios de su nariz. Las cáscaras de sangre seca que adornaban sus pupilas. Con un bocinazo, un auto pasa a toda velocidad por el otro carril. Del susto, caí de espaldas al suelo. El cadáver seguía mirándome. El fuerte viento que se levantaba traía a mis oídos las palabras del muerto. Por qué estás viva y yo no. Si no la aprovechás para tu felicidad, por qué no me la regalás. Yo no tengo la suerte de haber muerto, vos tenes la suerte de estar viva. Le grité al cadáver que odiaba estar viva. Que él podía descansar mientras yo sufría. El muerto parpadeó, una, dos veces, y luego me pidió que lo acompañara. Vos sabés que hacer, dijo con su voz prestada. Tomé el cuchillo, y volví con prisa a mi casa. El olor a carne podrida todavía me atormentaba."

1 comentario:

SergioMC dijo...

Me encantan los finales abiertos. Pero creo que es se echa a perder no se hecha a perder.
S.