sábado, 20 de agosto de 2011

Eve

Otra tarea de teatro. Quizas haya quedado un tanto cliche, pero agradezco que estos muchachos/as me den tanto material de inspiración (o como se diga hoy en día).

Vale aclarar, el final será cambiado en un futuro posiblemente cercano. Posiblemente, el quiebre del muchacho sea un tanto más realista.


Eve (Dos Personas)


Dos personas, un hombre y una mujer, sentados en la oscuridad de la estación Corrientes de la línea H de subtes. Él tiene unos diez años más que ella. Ambos están sentados, junto a la pobre luz que da un celular. El silencio domina la escena. Algo en la actitud de los dos denota que se encuentran en esta situación desde hace largo tiempo.
Él toma el celular con firmeza. Marca el número de su esposa y camina de un lado al otro del escenario, desesperado.
Ella: ¿Podes dejar ese celular en paz? ¡No vas a conseguir comunicarte con nadie! ¿No te das cuenta de que no queda nadie allá arriba? (Él la ignora) ¿Me estás escuchando? Por más que te duela, solo quedamos nosotros dos. (Se levanta y lo enfrenta) ¿Podes dejar ese celular, por dios? ¡Lo único que falta es que encima le termines la batería al pedo!
Él: ¿Si no hay nadie arriba, para qué querés el celular?
Ella: Le tengo miedo a la oscuridad. (Él deja el celular en el suelo. Vuelven a sentarse juntos) Ni siquiera me gusta ese celular, ¿Sabes? De hecho, lo odio. Me lo regaló mi novio… bah, debería decir mi ex-novio… (Le sonríe, cómplice. Él ignora por completo la broma) Le puso un ringtone horrible. Yo no lo entiendo, apenas sé llamar y mandar mensajes. (Se recuesta sobre el hombro de él, recordando) Igual, no es como si tuviese a alguien a quien llamar. Solo lo tenía a él. Éramos novios desde chicos, ¿Sabes? Siempre la pasábamos juntos.
Él: No me interesa que me cuentes tu vida.
Ella: ¡Ay, que mala onda! No deberías tratar así a tu Eva. (Él no le contesta) ¡Ja, ja! ¿Te imaginas si en verdad somos las únicas dos personas que quedan en el mundo? Imagino que eso te deprimiría. Como si fuese difícil adivinarlo, todo te deprime.
Él: ¿Te podés callar un poco?
Ella: ¿Qué, tenés algo más importante para hacer? (En respuesta, él agarra el celular y comienza a marcar un número. Ella lo detiene, presurosa) ¡No, no, no, no! ¡Perdón, perdón! No quise decir eso, perdoname, pero dejá ya ese celular, por favor.
Él: ¿Tanto miedo le tenés a la oscuridad?
Ella: Si. ¿Acaso vos no le tenés miedo a nada?
Él: (Perdido en sus pensamientos) No… ya no. ¿A qué le puedo temer ahora? Todo lo peor que podría haber pasado, pasó. Mariana… Gabriel… Jimena… Natalia… ¿Por qué…?
Ella: ¿Son tu familia?
Él: Eran mi familia. Ahora… son solo recuerdos.
Ella: No lo sabía… eh… (Se acerca a él e intenta abrazarlo) si necesitás llorar, yo puedo…
Él: ¡No me toques! ¡Dejame en paz! ¡Dejame en paz! (Su voz se va apagando a la vez que ella lo abraza, conteniéndolo, como una enfermera a un niño internado) Lo que pasa es que los extraño. Los extraño demasiado. Yo… no merezco haber sobrevivido. No, qué digo, sí lo merezco. Ellos ahora están durmiendo, descansando… mientras yo quedé acá sufriendo, solo…
Ella: Tranquilo, tranquilo. Ya está, ya pasó. (Silencio) Esta Mariana, Natalia… ¿Eran tus hermanas?
Él: Mariana era mi mujer. La mejor mujer que había sobre la tierra. Era tan buena, tan comprensiva. Nunca pude hacer nada para devolverle todo lo que me dio. Nada le daba miedo. Si ella estuviera acá, ahora mismo, no se quedaría como yo, llorando en un rincón. Ella se levantaría, me arrastraría con todas sus fuerzas y pelearía contra este destino ridículo, riéndose, riéndose de todo. Yo la amo. Quiero volverla a ver, quiero estar con ella. ¿Podés entender eso? ¿Lo que se siente el perderlo todo? ¿Sabés lo que es estar completamente solo? No aguanto más esto (Se levanta y comienza a irse).
Ella: ¡Pará! ¿Qué haces? ¿A dónde pensas ir? ¡No hay a donde ir!
Él: Sabés exactamente a donde voy.
Ella: ¡No, no lo hagas! ¡Ni se te ocurra! (Lo abraza) ¡Por favor, no te vayas, no me dejés! ¡Hago lo que quieras, pero quedate, quedate conmigo! Si querés… puedo reírme como tu esposa. Mirá, vas a ver que también puedo. ¡JAJAJAJAJA! (Ríe, grotescamente falsa. Él corta su risa de repente con una cachetada)
Él: ¡¿Te pensás que todo esto es una joda, qué mierda te pasa?! (Ella no contesta. Silencio.) Perdón. No te quise pegar.
Ella: Es lo mismo que dicen todos. (Cínicamente) Igual, ¿sabés qué? Tenés razón. Para mi todo esto es una joda. ¿Qué voy a entender yo? Así que dejá de soportar a una pelotuda y andate, ¡Andate bien a la mierda!
Él: Esperá, perdoname, yo…
Ella: No tenés nada que explicarme, ya me lo dijiste todo. Andá a matarte, si te la bancás. A mi me chupa un huevo lo que hagas. ¿Querés seguir llamando por celular hacia la nada? Dale, hacelo. Y ojalá que te atienda tu esposa muerta… (Él la calla tapándole a la fuerza la boca)
Él: ¡Basta! Ya basta, es suficiente. (Los dos quedan en silencio. Se sientan, sin atreverse a mirarse.)
Ella: Perdón. Soy una tarada, no se comportarme.
Él: No, no. Tenés razón. No tiene sentido que siga llamando, no queda nadie allá afuera. ¿Y para qué me voy a matar? Ya no voy a volverlos a ver. Además, si en verdad solo quedamos nosotros dos, no puedo abandonarte. ¿Quién te va a cuidar si yo no estoy? (la abraza)
Ella: ¿Pero qué paso, por qué este cambio…? (Se calla, dejándose envolver entre sus brazos) Nunca me abrazaron así.
Él: Yo siempre amé a Mariana. Pero nunca pude hacer algo por ella. Yo siempre recibía, me dejaba cuidar por ella como si fuera un nene. Me sentía tan débil, tan inútil.
Ella: No creo que lo seas.
Él: Yo sí. No creo merecer todo lo que ella me dio. Y si ahora estamos en esta situación de mierda, que no tiene ninguna solución. Cuando aparece alguien a quien puedo ayudar. ¿Por qué no lo haría? El nene tiene que crecer, y después cuidar a otra nena.
Ella: No te burles de mí.
Los dos dejan que el silencio los inunde. Él juega con el pelo de ella. Ella voltea para verlo de frente, queriendo darle un beso, pero se ve interrumpida por el celular, haciendo sonar "Is not unusual", de Tom Jones, a todo volumen. Los dos miran con horror al celular, tendido en el piso como una lápida, mientras la luz baja hasta el…
APAGÓN

1 comentario:

josse dijo...

Genial jaja yo ya me creia que quedaban solos